Cuando unamos
nuestras oraciones
por
una causa que amenaza
la
vida humana y la tierra,
lo
pedimos la merced de Dios
este
milagro nos hace llegar
para
comprender como este Dios
nos
maneja y nos convierta
la manera de verlo
de
sentirlo, de escucharlo.
A
la vez la humanidad
descrubre
otra posibilidad
de
recoger y poner este Dios
en
el lugar donde él se puede
reposar
dentro de nuestro corazón
y
no encajarlo
según
nuestro pensamiento
nuestras
leyes y decretos.
A
sentirlo vivo porque este Dios es vivo.